Se
nos presenta una de las exigencias más rotundas para quienes quieran seguir a Jesús.
Es el amor, incluso a los enemigos: "Amen a sus enemigos, y recen por
quienes les persiguen. Así serán hijos de su padre que está en el Cielo". Tal
exigencia es posible vivirla porque desde el bautismo somos templo de Dios y el
Espíritu Santo, el amor divino, habita en nosotros.
PRIMERA
LECTURA: Lv 19, 1-2.17-18.
Dios encargó a Moisés: Cada uno tiene que amar al prójimo como a sí
mismo. El pueblo lo olvidó. Tuvo que venir Jesús a dar plenitud a este mensaje
del Padre.
"El Señor dijo a Moisés: «Habla a los
hijos de Israel y diles: 'Ustedes sean santos porque yo, el Señor, su Dios, soy
santo. No odiarás a tu hermano, en tu corazón. Deberás reprenderlo
convenientemente para que no cargues tú con su pecado. No te vengarás ni
guardarás rencor a tus compatriotas, sino que amarás a tu prójimo como a ti
mismo. Yo soy el Señor'».
SEGUNDA
LECTURA: 1Co 3, 16-23.
Pablo nos dice: ¡Somos templos de la Trinidad ! Por tanto,
todos unidos en la unidad de la Trinidad. Esta será nuestra gloria.
"Hermanos: ¿No saben ustedes que son
templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en ustedes? Si alguno de
ustedes destruye el templo de Dios, Dios lo destruirá a él; porque el templo de
Dios es santo: ese templo son ustedes. Que nadie se engañe. Si alguno de
ustedes se cree sabio de este mundo, que se haga necio para llegar a ser sabio.
Porque la sabiduría de este mundo es necedad ante Dios, como está escrito: «Él
caza a los sabios en su astucia». Y también: «El Señor penetra los pensamientos
de los sabios y conoce que son vanos». Así, pues, que nadie se gloríe en los
hombres, pues todo les pertenece a ustedes: Pablo, Apolo, Cefas, el mundo, la
vida, la muerte, lo presente, lo futuro. Todo es de ustedes, ustedes de Cristo,
y Cristo de Dios".
Eclo 7, 6:
"No ambiciones tener autoridad, si no eres capaz de poner fin a la
arrogancia. Pues te acobardarás ante los poderosos y venderás por dinero tu
honradez"
SABIDURÍA DE
DIOS = Se identifica con el Hijo de Dios, con el Verbo Encarnado, con Jesús de
Nazareth.
- Muy simple: Sólo mover la cabeza de izquierda a derecha, cuando LE
OFREZCAN COMIDA.
Ja, ja, ja...
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