Lima, 01-06-2014 / Año 110 - Nº 5721

Seguimos en vigilante espera la llegada del Espíritu Santo. Ese mismo Espíritu nos moverá para cantar la grandeza de nuestro Dios, confiados en que su Gracia nos acompañará para responder al llamado universal a la santidad. De la mano con Cristo, Camino, Verdad y Vida, recibamos al Paráclito, Señor y dador de vida.
PRIMERA LECTURA: Hch 1, 1-11.
Senos relata la venida del Espíritu Santo sobre los apóstoles, estando María con ellos, inaugurando su envío misionero por todo el mundo, como testigos de la Resurrección de Jesucristo.
"En mi primer libro, querido Teófilo, escribí acerca de todo lo que Jesús hizo y enseñó, hasta el día en que Ascendió al Cielo, después de dar sus instrucciones, por medio del Espíritu Santo, a los apóstoles que había elegido. Se les presentó después de su Pasión, dándoles numerosas pruebas de que estaba vivo, y, apareciéndoseles durante 40 días, les habló del Reino de Dios. Mientras estaba comiendo con ellos, les recomendó: «No se alejen de Jerusalén; aguarden que se cumpla la promesa de mi Padre, de la que yo les he hablado. Juan bautizó con agua, dentro de pocos días ustedes serán bautizados con el Espíritu Santo». Ellos lo rodearon preguntándole: «Señor, ¿es ahora cuando vas a restaurar el Reino de Israel?». Jesús contestó: «No les toca a ustedes conocer los tiempos o momentos que el Padre ha establecido con su autoridad. Pero recibirán la fuerza del Espíritu Santo que descenderá sobre ustedes, y serán mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra». Dicho esto, lo vieron elevarse, hasta que una nube lo ocultó de la vista de ellos. Mientras miraban fijamente al cielo, viéndolo alejarse, se les presentaron dos hombres vestidos de blanco, que les dijeron: «Galileos, ¿por qué permanecen mirando al cielo? El mismo Jesús que los ha dejado para subir al Cielo volverá como lo han visto partir»".
SEGUNDA LECTURA: Ef 1, 17-23.
Se trata de un himno a Jesucristo y a su Iglesia, llamada a conocer cada ve más a su Señor, con los dones que el Padre le dio.
"Que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, les conceda el Espíritu de Sabiduría y Revelación para conocerlo plenamente. Ilumine los ojos de su corazón, para que comprendan ustedes cual es la esperanza a la que los llama, la riqueza de gloria que da en herencia a los santos, y la extraordinaria grandeza de su poder con que Él obra en nosotros, los que creemos por la eficacia de su fuerza poderosa que desplegó en Cristo, resucitándolo de entre los muertos y sentándolo a su derecha en el Cielo, por encima de todo principado, potestad, fuerza y dominación, y por encima de todo nombre conocido, no sólo en este mundo, sino en el futuro. Y todo lo puso bajo sus pies, constituyéndolo Cabeza suprema de la Iglesia. Ella es su Cuerpo, plenitud de Aquel que llena completamente todas las cosas".

Eclo 7, 19: "No rechaces a una mujer sensata; son de más valor sus cualidades que las perlas"

Una ancianita les cuenta a sus amigas:
- No sé por qué, cuando voy AL CEMENTERIO, siento que LAS LAPIDAS ME "PIROPEAN".
Ja, ja, ja...

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