Sí
queremos tener la Vida
Divina hay que alimentarla con la Eucaristía. La
promesa es de Jesús: "El que come mi Carne y bebe mi Sangre permanece en
mí y yo en él. El que come de este pan vivirá eternamente". Celebremos,
pues, con gozo el banquete sagrado, memorial de Cristo y prenda de Vida Eterna.
PRIMERA LECTURA: Dt 8,
2-3.14b-16a.
En ella,
recordamos las acciones de Dios para con su Pueblo y cómo lo alimentó en el
desierto con el "maná" figura de la Eucaristía.
"Moisés
hablo al pueblo: "Recuerda el camino que el Señor, tu Dios, te ha hecho
recorrer estos 40 años por el desierto; para afligirte, ponerte a prueba y
conocer tus intenciones; si guardas sus mandamientos, o no. Te hizo pasar hambre y después te alimentó con
el maná, para enseñarte que no sólo de pan vive el hombre, sino de lo que sale
de la boca de Dios. El Señor, tu Dios, te sacó de la esclavitud de Egipto, te
hizo recorrer el desierto inmenso, con serpientes venenosas y alacranes, que
hizo brotar agua para ti de la roca más dura". (Extracto).
SEGUNDA
LECTURA: 1Co 10, 16-17.
Pablo nos remite a la última Cena del Señor y nos muestra cómo en ese
cáliz y en ese pan se encuentran la fuente y el ser de la Comunión de la Iglesia.
"Hermanos:
El cáliz de bendición, que bendecimos, ¿no es acaso comunión con la Sangre de Cristo? Y el pan
que partimos, ¿No es comunión con el Cuerpo de Cristo? El pan es uno, y así
nosotros, aunque somos muchos, formamos un solo cuerpo, porque todos comemos del
mismo pan".
Eclo 7, 22:
"Si tienes animales, trátalos bien, y si te sirven bien, consérvalos"
Un borracho, dentro del Metropolitano le dice a una señora, a voz
en cuello, luego de mirarla y remirarla: ¡So fea!
Y la señora, muy fastidiada: ¡So borracho!
Y el borracho: Gracias, pero a mí SE ME PASA.
Ja, ja, ja...
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