¡VIVA LA VIDA!
¿Por qué es tan difícil aceptar el milagro de la Resurrección? Las "resurrecciones" que se han realizado: Elías, Cristo, Pablo han sido más bien "reviviscencias". Es decir, devolverles su estado normal de vida, luego de la muerte natural. Pasado un tiempo, volverán a morir. Así, el hijo de la viuda de Sarepta, que hospedó a Elías (1 Re 17,17-24); el hijo de la Sunamita (2 Re 4,8-37); la hija de Jairo (Mt 9,18-26); el hijo de la viuda de Naín (Lc 7,11-17); la de Lázaro (Jn 11,11-44); Pedro en Joppe revive a una mujer (Hch 9,36-42); Pablo revive al jóven Eutico, muerto por la caída de una ventana mientras escuchaba a Pablo (Hch 20,9-12). El primero que ha resucitado, asumiendo un estado no espacio temporal, como el nuestro, ha sido Cristo. Resucitado ya no volverá a morir, estará en la inmortalidad-Eternidad, en Dios.
Es difícil aceptar esta verdad, pues no encontramos nada parecido en esta vida terrena, pues nuestros límites son únicamente el espacio y el tiempo, y allí nos desarrollamos. De allí que la tengamos que aceptar sólo con la fe. Más aún, los efectos de la resurrección de Cristo serán anticipar en nuestra interioridad su Resurrección, que será como una semilla de eternidad... El "mundo", sometido al pecado, no lo entiende: sólo está mirando a la tierra tratando de llenar sus apetencias de inmortalidad con estas cosas terrenas. De allí la exclamación de Pablo: ¡Si Cristo no ha resucitado, vana es nuestra fe!
¿Por qué es tan difícil aceptar el milagro de la Resurrección? Las "resurrecciones" que se han realizado: Elías, Cristo, Pablo han sido más bien "reviviscencias". Es decir, devolverles su estado normal de vida, luego de la muerte natural. Pasado un tiempo, volverán a morir. Así, el hijo de la viuda de Sarepta, que hospedó a Elías (1 Re 17,17-24); el hijo de la Sunamita (2 Re 4,8-37); la hija de Jairo (Mt 9,18-26); el hijo de la viuda de Naín (Lc 7,11-17); la de Lázaro (Jn 11,11-44); Pedro en Joppe revive a una mujer (Hch 9,36-42); Pablo revive al jóven Eutico, muerto por la caída de una ventana mientras escuchaba a Pablo (Hch 20,9-12). El primero que ha resucitado, asumiendo un estado no espacio temporal, como el nuestro, ha sido Cristo. Resucitado ya no volverá a morir, estará en la inmortalidad-Eternidad, en Dios.
Es difícil aceptar esta verdad, pues no encontramos nada parecido en esta vida terrena, pues nuestros límites son únicamente el espacio y el tiempo, y allí nos desarrollamos. De allí que la tengamos que aceptar sólo con la fe. Más aún, los efectos de la resurrección de Cristo serán anticipar en nuestra interioridad su Resurrección, que será como una semilla de eternidad... El "mundo", sometido al pecado, no lo entiende: sólo está mirando a la tierra tratando de llenar sus apetencias de inmortalidad con estas cosas terrenas. De allí la exclamación de Pablo: ¡Si Cristo no ha resucitado, vana es nuestra fe!