¡SÓLO EL AMOR!
Alguien dijo por allí: ¡Sólo el amor salvará al mundo! Lo importante es saber de qué amor se trata, pues encontramos tres grados en el desarrollo del amor, distinguiéndolo de la simple atracción instintiva, propia del animal. El primer grado lo ubicaríamos en el amor egoísta de los bebés y de los niños que supera ya al instinto. Lo llamamos el amor egoísta, captativo, el EROS. Lo definiríamos así: Es el gozo (concupiscencia) que experimenta el que posee a la persona deseada pero para su propio provecho y satisfacción. Es como su propiedad. En criollo diríamos: te amo, te quiero, luego ERES MIA(O).
El segundo grado lo llamaríamos, el amor de amistad, la PHILÍA (filía). Se trata de un amor compartido, recíproco, todavía inmaduro. En criollo sonaría así: "tú me das, yo te doy", "tú me ayudas, yo te ayudo", "tú me invitas, yo te invito", "tú me quieres, yo te quiero". Es el amor de los compañeros, de los amigos y de los enamorados. No es duradero, no es total, no es pleno. Dura sólo hasta cuando se comparte. Lo definiríamos así: "Es el gozo que experimentan quienes se quieren por el hecho de compartirlo todo".
El tercer grado, lo llamaríamos el amor de generosidad, el amor maduro, el amor OBLATIVO, el AGAPÉ. Se trata del amor pleno, total. Es EL AMOR DE LA MADRE. Lo definimos: "Es el gozo que experimenta quien ama a su ser querido, pero, para hacerlo feliz, a cambio de nada... hasta llegar a morir por él". ¡Así aman nuestras madres! Cuando Jesús en el Evangelio de hoy nos dice que hay que amar a Dios con todo nuestro ser y al prójimo como ÉL NOS AMO está haciendo alusión a este tercer grado de amor. Al amor de la Madre. Por tanto no nos está pidiendo nada extraordinario, nada del otro mundo. Para que conozcamos el Amor que Dios nos tiene, lo centra en este amor de la madre.
¿LO PENSASTE ALGUNA VEZ?
Alguien dijo por allí: ¡Sólo el amor salvará al mundo! Lo importante es saber de qué amor se trata, pues encontramos tres grados en el desarrollo del amor, distinguiéndolo de la simple atracción instintiva, propia del animal. El primer grado lo ubicaríamos en el amor egoísta de los bebés y de los niños que supera ya al instinto. Lo llamamos el amor egoísta, captativo, el EROS. Lo definiríamos así: Es el gozo (concupiscencia) que experimenta el que posee a la persona deseada pero para su propio provecho y satisfacción. Es como su propiedad. En criollo diríamos: te amo, te quiero, luego ERES MIA(O).
El segundo grado lo llamaríamos, el amor de amistad, la PHILÍA (filía). Se trata de un amor compartido, recíproco, todavía inmaduro. En criollo sonaría así: "tú me das, yo te doy", "tú me ayudas, yo te ayudo", "tú me invitas, yo te invito", "tú me quieres, yo te quiero". Es el amor de los compañeros, de los amigos y de los enamorados. No es duradero, no es total, no es pleno. Dura sólo hasta cuando se comparte. Lo definiríamos así: "Es el gozo que experimentan quienes se quieren por el hecho de compartirlo todo".
El tercer grado, lo llamaríamos el amor de generosidad, el amor maduro, el amor OBLATIVO, el AGAPÉ. Se trata del amor pleno, total. Es EL AMOR DE LA MADRE. Lo definimos: "Es el gozo que experimenta quien ama a su ser querido, pero, para hacerlo feliz, a cambio de nada... hasta llegar a morir por él". ¡Así aman nuestras madres! Cuando Jesús en el Evangelio de hoy nos dice que hay que amar a Dios con todo nuestro ser y al prójimo como ÉL NOS AMO está haciendo alusión a este tercer grado de amor. Al amor de la Madre. Por tanto no nos está pidiendo nada extraordinario, nada del otro mundo. Para que conozcamos el Amor que Dios nos tiene, lo centra en este amor de la madre.
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