DIOS ES AMOR
Juan 16, 12-15
§ Hay una historia que viene de lejos. Se trata de la historia de un hombre que ha sido capaz de poner: la verdad por delante del error sin ser fundamentalista, la acogida por delante del miedo sin ser un facilitón, de sentirse llamado a un amor más grande antes que tener miedo por su propia suerte sin perder nada de su propia humanidad.
§ Se trata de una historia que todavía hoy se muestra fecunda cada vez que: un abrazo vence a un sufrimiento; encontramos a una persona que realiza la justicia en la verdad y la misericordia. Esta historia nos parece escondida porque no siempre tenemos unos oídos tan finos que la oigamos y porque casi siempre se levantan otras voces más altisonantes, más prepotentes, aunque también más vacías. Por eso no se les puede decir el Nombre, para no confundirlo con el resto de la historia.
§ Se nos ha enseñado a llamar a ese Nombre "Padre" a adorar al Hijo, a invocar el don del Espíritu Santo: éstos son los nombres que se oyen en esta historia que está detrás de nuestra historia. Con estos nombres en nuestros labios y en nuestros corazones podremos comprender al fin que el mundo no ha sido abandonado a sí mismo y va solitario por su camino, sino que es bello "jugar con el orbe de la tierra, poniendo nuestra alegría en estar con los hombres". Así es como podremos comprender que, entre todas las dimensiones que atravesamos con nuestros pasos de cada día, lo que constituye el fundamento de todo es precisa y únicamente nuestro camino espiritual. Podremos comprender que nuestra llamada a la comunión con Dios y con quienes nos acompañan en nuestro camino no es un peso, sino un juego que nos puede hacer sonreír y nos hace más libres que nunca.
Juan 16, 12-15
§ Hay una historia que viene de lejos. Se trata de la historia de un hombre que ha sido capaz de poner: la verdad por delante del error sin ser fundamentalista, la acogida por delante del miedo sin ser un facilitón, de sentirse llamado a un amor más grande antes que tener miedo por su propia suerte sin perder nada de su propia humanidad.
§ Se trata de una historia que todavía hoy se muestra fecunda cada vez que: un abrazo vence a un sufrimiento; encontramos a una persona que realiza la justicia en la verdad y la misericordia. Esta historia nos parece escondida porque no siempre tenemos unos oídos tan finos que la oigamos y porque casi siempre se levantan otras voces más altisonantes, más prepotentes, aunque también más vacías. Por eso no se les puede decir el Nombre, para no confundirlo con el resto de la historia.
§ Se nos ha enseñado a llamar a ese Nombre "Padre" a adorar al Hijo, a invocar el don del Espíritu Santo: éstos son los nombres que se oyen en esta historia que está detrás de nuestra historia. Con estos nombres en nuestros labios y en nuestros corazones podremos comprender al fin que el mundo no ha sido abandonado a sí mismo y va solitario por su camino, sino que es bello "jugar con el orbe de la tierra, poniendo nuestra alegría en estar con los hombres". Así es como podremos comprender que, entre todas las dimensiones que atravesamos con nuestros pasos de cada día, lo que constituye el fundamento de todo es precisa y únicamente nuestro camino espiritual. Podremos comprender que nuestra llamada a la comunión con Dios y con quienes nos acompañan en nuestro camino no es un peso, sino un juego que nos puede hacer sonreír y nos hace más libres que nunca.