UNA LECCION DE HUMILDAD
Lucas 14, 1. 7-14
§ Las palabras y el temor de Dios son para todos nosotros el principio de la sabiduría que debe guiar nuestra vida en todo momento. Eclesiástico nos dice:"Hazte pequeño y alcanzarás a Dios". Dios es el que invita y pone a cada uno en el sitio que le corresponde, donde nos encontraremos con los amigos que han sido fieles a Cristo-Mediador. Liberarse de toda ambición personal, no es destruirse sino ubicarse en el lugar que sabes que te corresponde. No representes. Sé tú mismo ante Dios.
§ Cristo y su Iglesia no se identifican con la riqueza, los privilegios y el poder humano. La Iglesia se califica como Iglesia de los pobres, pero está abierta a todos porque la pobreza verdadera es el desapego de los bienes perecederos de este mundo. Y sí das, sin esperar gratitud, tu nombre estará escrito en el libro de la vida. Rompe el circuito del trueque vanidoso. Es orgullo, en el que no entra Dios.
§ Pongamos, los católicos, más fuerza en la organización de la vida pública, para que la eficacia de los principios cristianos se aplique en el desarrollo de la vida de nuestros pueblos. Dos actitudes: o representar un papel de superioridad y de poder que corrompe, o tener un modo de ser liberado de ambiciones personales. Por el Sacrificio de Cristo hemos sido hechos perfectos para ocupar un lugar en el Reino.
Lucas 14, 1. 7-14
§ Las palabras y el temor de Dios son para todos nosotros el principio de la sabiduría que debe guiar nuestra vida en todo momento. Eclesiástico nos dice:"Hazte pequeño y alcanzarás a Dios". Dios es el que invita y pone a cada uno en el sitio que le corresponde, donde nos encontraremos con los amigos que han sido fieles a Cristo-Mediador. Liberarse de toda ambición personal, no es destruirse sino ubicarse en el lugar que sabes que te corresponde. No representes. Sé tú mismo ante Dios.
§ Cristo y su Iglesia no se identifican con la riqueza, los privilegios y el poder humano. La Iglesia se califica como Iglesia de los pobres, pero está abierta a todos porque la pobreza verdadera es el desapego de los bienes perecederos de este mundo. Y sí das, sin esperar gratitud, tu nombre estará escrito en el libro de la vida. Rompe el circuito del trueque vanidoso. Es orgullo, en el que no entra Dios.
§ Pongamos, los católicos, más fuerza en la organización de la vida pública, para que la eficacia de los principios cristianos se aplique en el desarrollo de la vida de nuestros pueblos. Dos actitudes: o representar un papel de superioridad y de poder que corrompe, o tener un modo de ser liberado de ambiciones personales. Por el Sacrificio de Cristo hemos sido hechos perfectos para ocupar un lugar en el Reino.